
El obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza presumió que uno de sus mayores logros durante su encomienda al frente de la Iglesia Católica de Guerrero, fue el de relacionarse con grupos delictivos para “reconstruir la paz” en algunas zonas del estado.
Entrevistado luego de haber oficiado la misa dominical a la 1:00 de la tarde en la catedral de Chilapa, recordó que en abril de este año dejará de ser obispo, tras presentar su renuncia al Papa Francisco en 2021.
Agregó que quien lo suplirá es Monseñor José de Jesús González Hernández, quien venía ostentando este mismo cargo en la Diócesis Del Nayar, municipio del estado de Nayarit.
Dijo que durante su mandato, logró establecer armonía entre los más de 158 sacerdotes adscritos a la Diócesis, con base en convivencias y acercamientos.
Agregó que está satisfecho por haber visitado “muchas” comunidades en donde ningún obispo había llegado y llevado apoyó a la población, y por el hecho de haber logrado el año pasado un seguro médico para los padres.
“Otro acierto que se ha tenido, es la catequesis escolarizada; yo creo que la mejor herencia que vamos a dejar es la instrucción de los niños, quienes, el 98 por ciento de ellos, exactamente desde los cuatro a los 14 años, están en la catequesis escolarizada”, dijo.
Sin embargo, presumió que uno de sus mayores logros fue el de relacionarse con las células delincuenciales para “reconstruir la paz” en algunas zonas del estado que estaban atravesando por serios problemas de violencia.
Uno de los municipios en donde se logró la paz es Chilapa, aseguró, no obstante, reconoció que hay algunas excepciones como el caso de Chilpancingo, Iguala, Huitzuco, Tetipac, pero que no es el mismo ambiente de hace algunos años.
“No he hecho las cosas del todo bien, pero yo me voy tranquilo; yo me voy satisfecho… con gran alegría, y saber que viene otro obispo mejor que yo”, finalizó.
Por Juan Blanco | API Guerrero